Todas las mediciones tienen errores, no son exactas. Podemos mejorar el sistema de medición utilizando equipos sofisticados, personal altamente cualificado y trabajar en las mejores condiciones ambientales, pero aún así, nunca sabremos exactamente cuál es el valor real de aquello que medimos. Lo que la ciencia metrológica sí nos puede decir es el «nivel de error» que podemos esperar en unas condiciones X.
Por ejemplo, cuando enviamos a calibrar un instrumento de medición, en el certificado de calibración se establece el «nivel de error» del equipo de medición. Nuestro cometido es hacer compatible el nivel de error que estamos dispuestos a asumir (nuestra tolerancia), con el nivel de error que tiene nuestro sistema de medición (Incertidumbre de Medida).
El nivel de error se denomina metrológicamente como «incertidumbre». La incertidumbre establece un intervalo dentro del cual es muy probable que se encuentre el valor verdadero del mensurando (aquello que se está midiendo) y se obtiene únicamente después de haber aplicado sobre él una serie de procedimientos metrológicos.
Las organizaciones pueden verificar o calibrar por sí mismas los dispositivos de seguimiento y medición, o subcontratar el servicio a empresas especializadas. Si se opta por la primera solución, la propia organización debe contar con los medios humanos y de infraestructura necesarios para ejecutar los procedimientos metrológicos.
Entre los elementos necesarios nos encontramos los patrones, cuyo cometido es servir de base para contrastar los resultados de los dispositivos de medición. Estos patrones tampoco son perfectos, y se deben contrastar cada cierto tiempo con otros patrones de mayor nivel metrológico. La norma requiere que dicha contrastación se efectúe con patrones trazables internacionalmente.
Si no es posible realizar la trazabilidad de los patrones que utilizamos con otros de mayor nivel, por ejemplo, porque hemos diseñado nuestro propio equipo de seguimiento y medición, y no existen procedimientos ni patrones desarrollados para comprobar su estado, entonces debemos crear nuestro propio procedimiento de verificación o calibración, así como “la base utilizada para la verificación o calibración”.
La organización debe decidir la intensidad de los controles aplicados sobre cada equipo, y puede establecer sus propios procedimientos de verificación, manteniendo el rigor técnico necesario para asegurar que los equipos son capaces de cumplir su función, porque el objetivo es la conformidad del producto, no mantener un laboratorio de última generación.
Esto último va destinado a tranquilizar y orientar a la mayoría de las empresas, cuyos productos no tienen tolerancias demasiado exigentes. Si su empresa trabaja con tolerancias pequeñas (exigentes), entonces considere la opción de subcontratar el control de estos equipos a empresas externas y preste atención a las metodologías utilizadas para efectuar las mediciones.
Cuando la conformidad de un producto se haya determinado por un margen muy estrecho cobran importancia todos los aspectos que intervienen en la realización de las mediciones, desde el equipo de medida hasta la forma de medir. El conjunto de personas, equipos y procedimientos que hacen posible garantizar la validez de los controles de medición se denominan «sistema de medición».
Autor: Borja González – Técnico de calibración